POLÍTICA Y PSICOANÁLISIS
POLÍTICA Y PSICOANÁLISIS
GILLES DELEUZE/FELIX GUATARI
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El psicoanálisis es inseparable de un peligro político que le es propio y que se distingue de la amenaza que circunda implícitamente el viejo hospital psiquiátrico. Este constituye un lugar de reclusión localizado. De alguna manera, el psicoanalista tiene la posición del mercader en la sociedad feudal según Marx: funciona en los poros libres de la sociedad, no solamente en el nivel del gabinete privado, sino en el nivel de las escuelas, las instituciones la sectorialización, etc. Este funcionamiento nos coloca en un situación singular con respecto a la empresa psicoanalítica. El hecho es que el psicoanálisis nos habla mucho del inconsciente; pero de alguna forma, es siempre para reducirlo, destruirlo, conjurarlo. El inconsciente es concebido como una contraconsciencia, un negativo, un parasitaje de la conciencia. Es el enemigo- Wo es war, soll ich werden. Se ha traducido: "ahí donde ello era, ahí como sujeto debo advenir" - ello no cambia nada, incluido el soll, este extraño "deber en sentido moral"-.
Lo que el psicoanálisis llama producción o formación del inconsciente, está constituido siempre por fracasos, conflictos imbéciles, compromisos débiles o burdos juegos de palabras. Cuando ellos triunfa, se trata de sublimación, de la desexualización, del pensamiento; pero, lo que es más importante, en ninguna ocasión se trata del deseo- el enemigo que anida en el corazón del inconsciente-. Deseos, siempre tenemos demasiados: perversos, polimorfos. Se no hará conocer la Falta, la Cultura, la Ley, es decir, la reducción y la abolición del deseo.
Gilles Deleuze.

