SOBRE LA FORTUNA
SOBRE LA FORTUNA
Boecio
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Boecio sintetiza lo mejor de las tres tradiciones que se entrecruzan en su desdichada biografía: la vocación política de los romanos, la infatigable búsqueda de la sabiduría de los griegos, el ansia de trascendencia y redención del cristianismo.
Este soberbio mestizaje –del que hoy parece evaporarse incluso el recuerdo– su pluma lo convierte en una filosofía severa, precisa, sincera, que tiene su centro en las preocupaciones mundanas, pero no por ello insignificantes, de los hombres.
El de la fortuna es, sin duda, un problema antiguo, una inquietud que retorna una y otra vez. Pero Boecio, vicario de la filosofía, encuentra la forma de limarlo de aristas y ofrecer a sus contemporáneos –los de entonces y los de hoy– un método de feliz coexistencia con sus designios.
La estirpe de Boecio (Roma, 480 - Pavía, 524-525) se remonta a la vieja repúblca romana, y después vio crecer en su seno a papas y emperadores. Sin embargo, su formación filosófica gira hacia Oriente: primero Atenas, más tarde Alejandría. De este cruce –felizmente aquilatado por el cristianismo– de irrepetibles excelencias no pudo sino surgir una filosofía certera, diamantina, ayer y hoy inquebrantable.
